En los infinitos espacios

 En los infinitos espacios
va libre de la carga de la carne,
por el aire camina con pies etéreos
su sustancia.
Es contraría melodía a nuestros oídos
y esta recia piel no está hecha
para notar su sutil roce.
Qué decir de los ojos
que sin fe caminan,
atados a la luz que entra
en sus pupilas con sombras,
¿cómo distinguir su brillo transparente?
De aquel jardín oculto
no llega el aroma de sus flores
y, aunque la boca en silencio
capte un sabor indefinible,
solo el corazón atiende el recado
de sus líquidas palabras.

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