Hoy, en este día de marzo,
en este cielo por donde se divierte
un sol caprichoso, niño que corretea
y juega al escondite con las nubes,
mi espíritu se siente confiado,
aunque sabe que no podrá
agarrar para siempre esta emoción
y regresará la bruma del desencanto
de la tristeza.
Entrará su alada sustancia a una cárcel
hecha de barrotes endebles
que parecerán de puro acero.
Creerá imposible de escapar
y al rato sin más se va a disolver
como hilos de agua transparente.
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