En la ciudad la soledad
es una razón que inquieta,
un oscuro callejón
entre grandes avenidas.
En la ciudad los otros nos rodean
con sus duplicados ojos,
cegados, extraños.
Ignorados fantasmas
se cruzan por las aceras.
En la ciudad los ojos que nos miran
no son ojos porque nos vean,
no enfocan al igual sus pupilas,
son como párpados cerrados,
córneas pétreas sin conciencia.
Imagen mostrada al transeúnte
tras el cristal de un escaparate.
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