Aunque pienses que ha quedado
varado el barco entre las rocas de la playa
y estos días parezcan vestirse
con las mismas prendas,
haya calor o frío,
verás en ese traje muchos remiendos,
más cortas las mangas,
desvaídos los colores
y añadido en el forro
un bolsillo secreto.
Otra vez volverán tras las lluvias,
las infatigables moscas
y el viento del norte vendrá a vencerlas
con el filo plateado de su espada.
Aunque este cielo no sea el mismo
y unos ojos vean con nostalgia
su belleza perdida,
su mirar más profundo distingue
las pinceladas de un cuadro.
Vuelve la luz por el este
y mi sombra va hacia el oeste
caminando.
Igual que el reloj mis pasos,
marcarán horas,
remotas quedarán en el olvido,
sumando minutos en cada presente.
En la noche bastará oír su tic tac
para dejar al corazón sosegado,
en los días hacer cuartos al agotamiento
y una oración por las promesas de un fruto.
Tal vez, este árbol echará más ramas
y nuevas flores
cuando llegue la primavera,
el jardinero debe estar atento.
Aunque pienses que ha quedado
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