El sueño es impúdico,
sin moral ni ética.
Nos sitúa en el abismo
de la consciencia
y nos lanza al precipicio
de la sinrazón.
Al despertar,
sus demonios y ángeles
aún circundan nuestros pensamientos,
hasta volver a la vigilia
con sus medidas y normas.
Qué animal nos habita
con sus primarios instintos.
Qué dios nos contiene
capaz de vencer
las leyes que nos sujetan.
Volamos ligeros,
corremos sin avanzar,
nos salvarnos de la caída
por profundos precipicios.
Somos seres inmortales
sin ver nuestro reflejo
ni hacemos sombras.
Qué ser padece los terrores
más horribles,
los sufrimientos más atroces
y vuelve indemne
al cobijo cálido del lecho.
El sueño es impúdico
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