Mi lecho es paz,
abandono del mundo,
olvido.
Nada existe en el silencio,
oscuridad que ignora las horas.
Dejo el bullir del día,
avanza loco
el esqueleto del tiempo
sobre alfombras persas.
La noche, ay, la noche,
nave que retorna a la casa
y la vigilia no recuerda
el mapa de ese tesoro.
Mi lecho, leche que amamanta,
agua, agua, agua de una nube
que riega esa blanda tierra,
de sueño y olvido.
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