Este parloteo continuo de la vida
que envuelve nuestros oídos
con su repetitivo eco,
es, a cada instante,
una voz que se crea,
un color que se descubre,
la estrenada seda del ala
de la oruga,
el taco de terciopelo de
la brotada flor,
el sublime descubrimiento
del envés de una corteza
o el roce suave de la sustancia
de incierta geometría.
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