A veces, una siente despegar los pies
del suelo, tocar con la mano una nube,
dejar lo terrenal por un instante,
ser un elemento más del cosmos
y hallar la calma del espíritu.
Mas la tierra reclama se cumpla su ley,
exige a las raíces tomar su alimento,
que germine la semilla en tronco
y de hojas se cubran sus ramas.
Hojas que sueñan volar alto con la brisa,
llenas de verdor olvidan estar
sin remedio atadas al tallo.
Desprendidas, ya caducas,
serán plumas de ave muerta
rodando los abismos de la incertidumbre,
a la deriva del aire y del tiempo.
A veces, una siente despegar los pies
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