Se han llenado de perlas 
las ramas secas 
con la dulce lluvia, 
largos dedos afilados 
de un árbol que desfallece. 
Muerto, vivo, tal vez triste. 
Talaron sus gruesas ramas, 
aquellas que pretendían 
alcanzar el cielo. 
Comenzó a brotarle 
el ámbar transparente 
de la resina. 
Invadido por ramas ajenas 
de un acebuche 
y el frondoso ramaje 
de una dama de noche, 
lentamente agoniza. 
Llegó una nueva primavera 
sin echar apenas flores, 
que no lograron ser fruto. 
Ha caído la lluvia, 
besa su dura corteza, 
insiste fiel al tiempo 
para no caer rendido.
Se han llenado de perlas
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