Esta lluvia de abril
lleva notas de blanca melancolía.
Sobre las líneas
de un pentagrama invisible
escribe su monótono compás.
Un impúber gorrión
ha hecho su refugio
entre las hojas de un árbol,
reclama impaciente
el abrigo maternal.
Lentas y gruesas caen
las gotas de lluvia,
tejen hilos que unen
cielo y tierra.
El traje de un ayer remoto
con hebras de olvido
viste este húmedo presente.
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