Qué nostalgia dejan los recuerdos,
qué triste reconocer
el abandonado territorio.
El edificio del pasado
está lleno de grietas
y desoladas paredes
que se caen a trozos.
Estancias sin muebles ni objetos
donde colocamos sin alcayatas,
en el aíre de un ayer,
nuestros cuadros
y fotografías ajadas,
desdibujados esos rostros
que empeñamos se ajusten a estos.
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