Cuánto hay que golpear
el clavo con el martillo
para hundirlo en la madera.
Cuánto hay que frotar
el cobre
para que salga ardiendo.
Cuántos golpes puede recibir
la carne para reblandecerla
y soltar un suspiro de alivio.
Cuántas losas para cubrir
este suelo
que nos sostiene.
Cuántas caídas y levantarse
hasta caer muerto.
Cuántas vidas
para este mundo existen
en continuo renacer.
Dejar de estar
hasta ser eternos.
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