Si te digo noche,
piensas
luna, estrellas, un cielo
negro como fondo de un pozo.
Si te digo noche,
piensas
en locos amantes,
larga agonía,
éxtasis y lucha.
Si te digo noche,
piensas
luces de farolas,
nube luminosa en la lejanía
desde un territorio deshabitado,
señales de vida tras las ventanas
de ajenos hogares.
Si te digo noche,
piensas
sueños, pesadillas, insomnio,
dormir a pierna suelta,
despojado cuerpo de horas,
cuna para el descanso.
Si te digo noche,
piensas
frío en las calles,
soledades inmensas,
sobrecogedor silencio.
Si te digo noche,
piensas
terrores, peligro, enemigo.
Si te digo noche,
piensas
vértigo, sosiego, calma,
bocas cerradas,
oídos abiertos.
Si te digo noche,
piensas
vendrá un día,
su luz y bullicio,
a vencer esta penumbra
de ruidos extraños,
crujir de muebles,
ecos de fantasmas.
Si te digo noche,
piensas
un mundo dormido
y otro despierto,
vagabundos, dolor, abandono.
Si te digo noche,
piensas
que ya no piensas,
entras en un letargo,
eres oruga en su capullo
que romperá el amanecer
en bella mariposa,
pobre ufana en un breve vuelo
sobre flores caducas.
Si me digo noche,
piensas
un morir y renacer
están en juego.
Si te digo noche,
piensas
tal vez mañana,
hoy no fue posible.
Si te digo noche,
piensas
tiempo sin esfera de cristal,
traspasar a otro universo.
Si te digo noche,
piensas
un rumiar diurno
digerir su alimento,
aire de ausencias,
terrible vacío.
Si te digo noche,
piensas
cuánto pesa esta oscuridad
que alivia la vigilia,
bendito olvido en los brazos
de sus brumas.
Si te digo noche,
piensas
aún confío en este cuerpo
que me mantenga vivo
al ralentí,
el aliento profundo,
la lengua callada,
la razón dormida,
seguir siendo sin sentidos,
con un solo motor
surcar el abismo de su océano.
Barca que navega
al amparo de la corriente
por un paisaje de fantasía.
Si te digo noche,
piensas
horror vacui, oscura eternidad,
en ese espejo de ébano,
ves el reflejo de una ilusión,
la falsa imagen de ti mismo.
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