Cómo querer tanto la vida,
sujetarse a sus aristas y lianas
por obtener un breve descanso.
De vuelta, huir del peligro,
caer en el profundo foso,
en lodo quedar hundidos los pies
y medio cuerpo.
Mas, si somos capaces
de sacar la cabeza al aire,
con ansias buscaremos la piedra,
la rama, las garras de una bestia
si fuera necesario.
Amar tanto ese sol luminoso,
gozarnos de un cielo que llora
y, a pesar del sufrimiento,
echar raíces y besar la tierra,
madre que nos amamanta
y amortaja.
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