Es el perpetuo fluir cósmico,
la prendida llama que activó
el movimiento sin fin.
Extraña es la aniquilación
del suicida,
pues rompe la inercia
de un principio vital.
Creer que la muerte
frena el giro continuo
es falsa apariencia,
deforma la figura
al ceder el cuerpo
en el engaño
de un eterno reposo.
Destrucción que el ojo ve
en su errada ilusión
de un misterio oculto.
La eternidad engendra
infinitas vidas
en un trasiego imparable.
Dentro de la muerte
el tiempo sin medida
marca su monótono tic tac.
Es el perpetuo fluir cósmico
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