Diluida en la brisa del mar

Diluida en la brisa del mar
se perdió la belleza
de esta mentira.
Fueron alimento de gaviotas
las flores secas de los sueños.
Se doró el cuerpo bajo soles
sin prever las quemaduras
del tiempo indolente.
La arena cálida acariciaba
un presente olvidado
y del hoy las olas no extraen
la sensual melodía,
sino el ronco rugir
del salvaje oleaje de los miedos.
Las pisadas sobre la arena mojada,
las borró la espuma de la orilla,
arrasó su lengua el refugio
del recuerdo inocente.
El mar bebió las lágrimas
de la soledad infinita,
hundió el sollozo en sus aguas,
que, llevado por la corriente,
se juntó en salado remolino
con todo el dolor del mundo.

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