Al fin ligera pluma

Al fin ligera pluma
surcando los espacios
de un bello territorio.
Al fin alejada del sol
calentada al hogar.

Caen los días precipitados
al vacío del ayer,
dejan su rastro de sangre
sobre la acera.
Vendrán los transeúntes
a borrar con sus pisadas
la mancha oscura,
la olvidada huella
de su suicidio.
Sólo el cabizbajo paseante
intuirá el rastro de un pasado,
desviarán sus pies ese recuerdo
con cierto respeto o temor.

Aquellos, desmemoriados,
los ojos ocupados en el horizonte,
caminarán las renovadas calles
con el presente de un mismo sol
el único testigo de la tragedia.
Otros, ociosos, mirarán
con deseo los bellos escaparates,
soñarán que la vida es etérea materia,
olvidarán la corporalidad que muere.

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