Esclavos de nuestros sentidos


Tal vez sea necesario estar ciego

y mudo ante la gran Verdad,

para soportar esta vida.

Si el oído oye sonidos

sin código reconocible,

¿cómo comprender qué nos dicen?

Si ante tus ojos aparece

lo indescifrable, la forma indefinida,

una evidencia sin nombre,

¿cómo verlo?

Si el paladar está hecho

para recibir ciertos sabores,

y en la boca entra el alimento

cuya esencia

la lengua no percibe,

¿cómo saborearlo?


Vivo en este mundo

esclavo de mis sentidos,

sujeto a su dictamen.

¿Qué libertad me otorgan

si no puedo romper

estas cadenas?

Por más que mi mente

en buscar insista,

¿cuánto engaño habrá

en mis palabras que sólo sirven

para llenar un insaciable vacío?

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