Días de levante

Los días de levante en verano,
son sus ráfagas,
el abanicar de ángeles,
dan al quemado cuerpo
su calmado bálsamo.
Al llegar septiembre,
sus aullidos son temidos
reclamos del alma.
Cierran de un golpe las puertas
el miedo siembra en nuestro ánimo,
por los resquicios
asoman las inquietudes
que nos acechan.
Piensas en la muerte
porque su silbido recuerda
las soledades de los
cementerios.
El agitar de las ramas
es una letanía de llantos,
te envuelven sus sombras
y acuden los temores
infantiles,
imágenes tétricas
y en el silencio de la noche
se oyen los lamentos
de las dolientes almas.

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