Cubren mi rostro


Cubren mi rostro,
las señales del tiempo,
ese espacio recorrido
entre nacer y morir.
Busco en sus huellas
aquel niño,
pero sus surcos
se han cubierto
con el poso de los años.
Borraron aquella
dulce imagen
las noches con su días.
En nuestros sueños
labramos
la corteza árida
de nuestros temores,
y buscamos en su laberinto
alguna definida figura
en la que poner
nuestras certezas.
Hablan voces
con un confuso lenguaje,
quizá nos descubran
la verdad que había
en la inocencia
que profanó la vida
con su olvido constante.
Más allá de los envejecidos rasgos
de un dolor acumulado
y las huellas de la risa,
cincelan cicatrices
un tiempo infinito.


En el despertar el hombre
vuelve a su ignorancia
sólo si es capaz de ver
en el espejo
el reflejo del eterno padre
que nos habita,
habremos aprendido la lección
somos simples partes
de una gran unidad.

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