Besos que el aire lleva
a reposar sobre los montes.
Risas de ángeles
sobre el pretil de la ventana
donde no lucen geranios
con flores rojas.
Recuerdas el solitario árbol
y, entre sus ramas lánguidas,
el alboroto de pájaros
en otras primaveras.
Hoy, al llegar el alba,
ronda un silencio
en estas abandonadas calles.
Los pasos susurran
entre su opaca claridad.
Clandestinas miradas vigilan
detrás de los visillos
la amarga nada.
Graznidos de gaviotas
rondan muladares
donde estas almas reposan
después de saciar
prostituidos cuerpos.
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