No entiendo como no extraña

 No entiendo como no extraña
esta monotonía de mañanas,
tardes y ocasos,
de noches breves y eternas.
Engañados vamos por un sol
que aparece y desaparece como
por arte magia.
Y cada mañana un volver
o un comenzar a la obra
que dejamos interrumpida,
coger entre los dedos el pincel
y seguir pintando este cuadro
con trazos reconocidos.
Tiempo marcado por un reloj
bajo la orden de un dueño sin rostro,
llevando el paso a su ritmo
y a contrapié la libertad de los sueños.
No entiendo esta necesidad imperante,
tan humana, de hacernos rutinarios,
caminar los espacios señalados
entre finos hilos fáciles de romper
y sin embargo, dejarnos tan apretados
en este nudo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario