De vuelta al lugar de la costumbre


Pasada la tempestad, dejó sembrados
los campos de estrellas centelleantes.
Doblegadas las plantas ante la fuerte lluvia,
ahora levantan orgullosas al cielo sus cabezas.
Vuelve la risa a los pétalos de las flores
como labios de amantes,
se saborea aromas de aire fresco y puro.
Pletórica renace la tierra prometida,
ajena a los gritos de los hombres.
Hay miedo en los ojos y dientes apretados,
rabia, angustia, dolor, inundando estos valles.
Son estos brillos efímeros puntos de luz
que en el mañana serán opaca negrura.
Regresará a su uniforme, planchado y limpio,
mientras levantan el polvo con sus ruedas
estos domados caballos,
relinchan sus gargantas roncas
y escupen hollín negro.
Cabalgan sobre el duro asfalto
soñando la libertad de las praderas.
Van hacia la dirección prevista,
sin desvíos, a la rutina de sus cuadras.

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