Soy una más en esta claridad del día,
luz que con brío irrumpe por la ventana
anunciando la dulce primavera
con las notas de una canción.
Hay en un cielo azul
tímidas pinceladas de benévolas nubes de espuma.
Entre mis brazos, ellas,
ligeras y pequeñitas, se balancean en el aire,
mientras mis pies hacen círculos
sobre el sostén del suelo.
Se abrazan inmersos en el gran infinito,
luz, cielo, horizonte de muros.
Y en su vacío melodioso,
danzamos suspendidas, las moscas y yo.
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