Esta carne fría y amoratada
abre herida que vierte
sangre púrpura.
Quisiera gritar la boca
y se hace ascuas ardientes
la voz en la garganta
convertida en cenizas de silencio.
Se ha descolorido la imagen,
ha parcheado el rostro.
Borró un párpado
el borde de unos labios
y ha convertido su sonrisa
en una mueca de sufrimiento.
Un chorreón de tinta
se desliza por el lagrimal del ojo,
es una sombra gris
ese cuerpo olvidado.
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