Manos que crearon caricias

 Manos que crearon caricias
de mi memoria,
objetos insignificantes,
graciosos y bellos.
Ante mi mirada se dibujan
un paisaje de flores silvestres,
perdido entre montañas
con ecos de sueños.
Solo el cielo y sus habitantes,
las nubes y soles son sus testigos.
Vierte el rocío sus lágrimas
que esparce aromas en el aire.
La helada nieve lo cubre
en el desolado invierno
y derrite su tristeza
la blancura de su manto.
Existir que el mundo ignora
y deja su alegría presa
en las tinieblas de su valle.
Como permanecen las cosas
que la noche oculta,
así las palabras siguen vivas
en este silencio de sordos.

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