Encerrada en una habitación,
buscar la vida en los libros.
Sin calle ni gente,
con la mirada abierta
a un cielo cambiante,
al irreal bosque de estas hojas.
¿Llegará a secarse este charco?
Extraída toda agua del pozo,
se vacíen los recuerdos,
se agoten las palabras,
y quede el silencio
sin el goteo de su lluvia.
¿Quedará la boca sin voz
o una nube abrirá mil espejos
de mundos posibles?
Aún lejos del alcance
de unos pies,
el espíritu embeba el rocío
que deja sobre los cristales
las frías mañanas.
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