Anoche volvió la fuente a fluir

Anoche volvió la fuente a fluir
con su borboteo monótono.
Quedó muda un tiempo,
el agua hizo escarcha
los pasados días de mucho frío.
Retenidas quedaron en su pilón,
entre los cristales de hielo,
las hojas caídas de los naranjos.
Las cálidas luces de las farolas parecen
abrigar la noche que asoma
entre los perfiles de los vetustos edificios.
Las estrellas son perlados destellos
que han brotado como pétalos
en la amplia oscuridad.
Este aquilón del norte
ha dejado un cielo puro.
En el dulce silencio,
el alma agradece el regalo
del melodioso cantar
de esta fuente de piedra.
 

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