Cada instante es un nacer y morir,
las horas dejan atrás
uno a uno nuestros pasos.
Fue ayer cuando mi risa
hizo eco entre piedras
de la torre de un campanario,
y mi mirada era luz
en un brumosa mañana otoñal.
Han pasado horas tan solo,
y ya es pretérito en la nada.
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