Sólo nos echarán en falta
acaso unos amigos,
los más cercanos familiares,
aquellos vecinos con los que nos cruzamos
e intercambiamos palabras de saludo
y una mínima intimidad
que trasciende los tabiques
de nuestros secretos.
También grabarán cierta parte
de nuestra identidad
los documentos burocráticos.
Las cuentas bancarias
serán las primeras descastadas
una vez no adviertan nuestros ingresos.
Tan sólo cuatro o cinco
llorarán en solitario,
y hasta a ellos llegarán
también el pertinaz olvido
o la otra muerte.
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