Sacar de los huesos

Sacar de los huesos
la médula,
limpiar las vísceras,
nutrir la sangre,
abrir el corazón
y, en sus ventrículos,
inyectar las emociones.
Desollar la piel vieja
y muerta,
cubrirse de seda y ternura.
Desechar la podredumbre,
supurar la pus
de la herida,
sudar los miedos.
Alcanzar la torre
donde la máquina
de pensar y sentir
transforme
este Frankenstein asustado
y, entre dudas,
inventar un simulacro de certeza,
crear de un monstruo
algo bello.

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