Temblorosas gotas,
diestras acróbatas,
cuelgan de las ramas,
sobre las hojas dibujan
un traje de perlas.
Acribillados cristales
por finas agujas,
torrentes de plata fluyen
por los tejados.
Han vaciado sus cántaros
las nubes,
rompieron aguas
sus vientres redondos.
Empachada la tierra,
tras la comilona,
vomita charcos,
Un gorrión sacude sus alas,
limpia el pico en la corteza
de un árbol,
dulce canto de lluvia,
nana para el recién nacido mundo.
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