Calma


Dónde está esta compañera huidiza,
aventurera de inquieto espíritu
que no reposa nunca,
más que un rato a nuestro lado
y toma asiento ligero.
Marcha rápido a otro destino,
nada detiene esta alma pura,
cándida pluma que cae sin peso.
Fue mi deseo de niña
dejar llevarme por su mano,
fundirme en su abrazo cálido,
hallar su preciado sosiego
en los efímeros días,
no esta ausencia suya
que a perpetua angustia,
me condena.   

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