Tan afuera me quieren
que cierran ventanas y contraventanas,
echan cerrojos y llaves
a las puertas.
Apenas un resquicio abren
por donde asomo la mirada
y veo un deformado paisaje.
Imagino con los detalles el todo,
trato de intuir el interior que contiene.
Qué hacer sino esperar
a que se expresen sus corazones,
que inviten a mis ecos a entrar con el aire
y fluyan con los suyos.
A sus llamadas yo acudo rápido,
sin sospechas ni incertidumbres,
con el respeto con el que uno pisa
un jardín cubierto de hermosas flores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario