Uno a ratos largos olvida remotas emociones

 Uno a ratos largos olvida remotas emociones,
quedan en letargo en la oscuridad de su cueva,
silenciosas, ocultas.
Entonces uno habla de cosas estúpidas
y añora una libertad imposible, increada.
Sin percatarse, desprevenida,
entra al alma una corriente
de agradable brisa de primavera,
cargada con los aromas de aquellos pétalos
y de hierba húmeda por el rocío
brillante bajo los primeros rayos del sol,
como esquirlas de un cristal
sobre un manto de nieve verde.
Y, !ay! penetra con fuerza arrasadora,
descontrola todos los sentires,
muda la memoria hacia el pasado.
¿En qué momento se volvió huracán
aquel airecillo débil
que tumba este firme edificio,
derriba su fortaleza
y abandona desparramados por el suelo
sus trozos rotos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario