Un día una madre bajó del altillo
del viejo ropero
un vestidito de niña,
blanco con volantes de organdí.
Esa niña se reconoció en un foto,
sentada sobre una piedra de la playa
con aquel hermoso vestido.
Al verlo ahora tan pequeño,
descorazonada, miró a la madre
con tristeza y le preguntó:
mamá, ¿por qué ha encogido?
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