Han florecido los naranjos
y esparcen en la noche
su dulce aroma a azahar.
Comienza la orgía
de la primavera.
Ronda por el cielo multitud de aves
y, en las mañanas,
un fluir de gente
recorre con sus miradas curiosas
los vetustos monumentos.
Ay, qué sola está la fuente
cuando las sombras la rodean.
Brilla como una diosa
y vierte por su boca
la transparencia de sus palabras.
Es su brotar canto que arrulla
a las palomas entre las ramas dormidas,
y entrega sus secretos más íntimos
al corazón del poeta.
Son sus gotas brillantes perlas de nácar,
en la noche serena su presencia
es un gozo para el alma.
Han florecido los naranjos
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