¿Reconocerán los sentidos
el entorno abandonado?
¿Sentirá el corazón un vuelco,
la tibieza o el desdén,
el olvido?
¿Verán los ojos volar
sobre los tejados
palomas, gaviotas?
¿Oirán los oídos
el piar de gorriones,
el gorjeo melodioso
de los canarios
del patio vecino?
¿Serán la misma pareja
o sus crías
los mirlos que buscarán hoy
el hogar entre las ramas
de un árbol seco?
¿Percibirán las papilas
la sal que sazona el aire?
¿Tocarán las manos
con añoranza los objetos
de la solitaria casa,
la arena y las piedras
de una playa reconocida?
¿Estará latiendo en el ambiente
el olor a algas de un mar
de fondo?
¿Levantará polvo y hojas
el viento de levante?
¿Será el recuerdo de voces,
calles, ruidos, los habituales?
¿Pasarán bajo la ventana
rostros conocidos
que conversarán el alma con el recuerdo?
¿Le hará el breve espacio justicia,
marcará el fiel de la balanza
el deseado desequilibrio
a favor de lo soñado,
o verterá sobre el plato
de la líquida realidad
la decepción constante?
¿Sentirán frío desapego
por el usado vestido?
Pronto tendrán respuesta,
a la espera andan los sentidos.
Reconocerán los sentidos
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