in memoriam
Qué tristes palabras han aparecido
sobre la pantalla.
En realidad, son dóciles fonemas
sin estallidos ni golpes
pero cortan la carne,
atraviesan las vísceras.
Sus afilados cuchillos
se hunden y rasgan las entrañas.
Su mazo de acero duro
rompe el esqueleto,
el cuerpo se deshace
y caen desparramadas sus tripas a tierra.
Quedan lejos de este corazón
sus sonidos.
Hieren a otro aunque es dolor de uno,
pues somos todos único órgano.
La muerte muestra su frío rostro,
nos tragan sus negras cuencas,
nos abre en canal
y escupe sal en la úlcera.
¡Ay, vivir duele tanto!
Y, en fin,
para nada.
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