Ante mis ojos un mar de tejas

Ante mis ojos un mar de tejas
se visten de musgo.
El relente del alba
ha dejado el brillo de cristal
sobre su techumbre.
Bajan desde la cima
por su columna vertebral
ríos de caudal verde.
¡Qué bella espalda me mira
de frente y me embelesa
con sus encantos!
Arriba en el cielo,
potentes rayos de un sol
me deslumbran y ciegan.
El aire desdibuja nubes,
intangible, se escapa de los dedos
como humo de chimenea
con aroma de incienso.
 

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