No es mala estrategia saltar
de un lado a otro,
no permanecer demasiado
tiempo en un mismo sitio.
Mira la mosca cómo escapa
a mi acecho,
saltando de la mesa al cojín,
del cojín al sofá,
del sofá al libro,
del libro al suelo.
Juega con mi impaciencia
que pierde ante su audaz recurso
y hábil se libra de mi golpe mortal.
Pero, ¡ay, cruel destino!,
durará poco su osadía,
la muerte aguarda el momento.
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