Qué pronto se va la tarde de domingo

 Qué pronto se va la tarde de domingo.
Fugaz abandona el sol su cenit,
corren las horas por el horizonte.
Nació el día y llegó el ocaso
y la noche se sembró de sombras.
Rápido va la vida,
deja atrás a todos los presentes,
busca la amistad del recién instante
y su mirada puesta en el después.
Qué tarde, sin embargo, llega el sueño
para este durmiente.
Los párpados del deseo acumulan insomnio,
arrastran el pesado cuerpo de la voluntad,
lento, a un ritmo imprevisible
quizá la mano alcance su premio.

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