He alzado la mirada y, devuelta

 He alzado la mirada y, devuelta
a la sorpresa de este horizonte,
pienso, cuántos momentos perdí.
Y ya se regodea el alma con el mañana,
deposita en su cuerpo débil
la anchura de las promesas.
Para este sueño reincidente 
tendrá que venir el viento
con su bruscos despertares,
con su bofetada de heladas rachas,
y sacarme de este empeño
de recuperar aquel onírico paisaje.
Fue verdad, lo supe, creí en su certeza
y los días me llevan por caminos
con la boca abierta para beber la magia
y recitar un trabalenguas de sortilegios.

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