Vienen los pensamientos a la mente,
entran sin pedir permiso,
avasallando.
Reza por que se queden un rato
y se marchen sin dejar
un estropicio en tu casa.
Ocupan tus estancias,
rompen algún vaso,
ensucian y arman jaleo,
utilizan tus cosas,
en tu baño dejan sus desechos.
Con un poco de suerte,
son prudentes y amables,
si ven que molestan,
se marchan;
si los invitas te entretienen un tiempo
y, después al despedirles,
dejan una agradable sensación
en tu ánimo.
¡Ay, los pensamientos!
Son vecinos que,
al capricho del destino,
se agradecen
o se temen.
Vienen los pensamientos a la mente
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