Tú, Secreto del mundo

 Tú, Secreto del mundo,
la única Voz,
la verdadera Palabra,
imitada con vanos intentos.
Melodías, gritos, susurros,
suspiros en el silencio
lanzados al aire, 
orgullo del incauto.
Destellos sin atadura de forma,
la reducida y confusa luz
que nos devuelve un reflejo.
Nunca recogeremos del fondo
de ese manantial
la claridad tragada,
que tan solo nos presta
el fugaz instante,
alimento de peces,
entre duda y error.
Y cómo entender ese mapa,
trazar letra a letra, 
diseccionar la palabra y su conjunto
buscar su raíz y sus ramas,
las metáforas y sus límites.
El conocedor de la Palabra
no habla al ignorante,
sino al que humilde abre sus puertas
y pone su cuenco
al caño de la fuente,
por rozar, quizá, los labios,
el frescor de su agua.

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