Esta soledad en las calles

 Esta soledad en las calles,
este cargado silencio
de encierro de almas
tras las puertas.
Estas cansadas palomas
que evitan el vuelo
bajo una densa calima
donde no hizo sombra
un penetrante sol.
Este dolor que penetra
entre la llaga abierta
de la despedida.
Dejar pasar las horas,
restar al reloj los últimos segundos,
borrar de los ojos el paisaje
y callar las voces de la rutina,
para siempre.

No volver atrás 
y nunca más retomar las huellas trazadas,
de los espacios acostumbrados.
Nada permanece,
aunque su reflejo
nos engañe con sus apariencias.
Este rodar continuo,
esta marea que arrastra 
los guijarros a las profundidades
y después los vomita,
pero no devuelve la concha de nácar.
La piedra brillante,
por el mar humedecida,
en la ardiente arena quedará seca y olvidada,
picoteada por torpes gaviotas,
tal vez, llegue de nuevo a la orilla.

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