Veo en tu rostro el tiempo transcurrido,
tu sonrisa es la misma
y tu mirada sonríe
del mismo modo.
Pero tu rostro lleva las marcas
de muchos años
desde aquel adolescente tímido.
¡Cuánto tiempo hemos vivido!
Cómo pasa por cada uno,
abandonando primaveras
por este sembrado de hojas secas
en este otoño.
Caminamos siempre al borde del precipicio,
miramos el abismo
y retiramos los ojos con espanto.
Sin embargo, parece que los vientos
han rebajado la altura de esta montaña
y aquel valle tan lejano
es cada vez más próximo.
Ya se distingue bien su fondo
entre las turbias aguas.
Uno aprende a perderle el miedo,
al menos, ya sabes que nadar no es útil,
sino dejarse hundir
cuando llegue el momento.
Veo en tu rostro el tiempo transcurrido
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