Esta es la consecuencia de estar
despierta en este sueño.
Dormir y dejarse llevar
por la belleza sutil
de un engaño.
De qué sirve vislumbrar
una oscuridad aún más grande
que las sombras que nos habitan.
Al menos, esas
se deshacen de vez en cuando.
Y a pesar de ser incierto nuestro horizonte,
mañana que anhelamos y tememos
preferible nadar por este oleaje
y dispersas las brumas
dejarse acariciar por los rayos
de un sol benévolo,
con promesas de placeres,
mecidos por un océano calmo.
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