Si de esta noche salieran caracoles
de nácar por tus ojeras,
si tu espalda en ese rincón se apoyara
como un pilar
y a tus brazos en cruz sellaran clavos
a esta locura,
yo diría: hay vida.
Si la blancura de plata
que un ángel esculpió sobre las cimas,
la primavera la fundiera en ríos
que a la mar prestaran su dulzura,
diría al gélido aliento
que me susurra,
sueña, aún hay vida.
En los verdes prados brotan
amarillas flores con sabor acre
que lamen insectos como si fuese
dulce almíbar.
Mientras aquella nube oscura,
sombra en el horizonte,
anhela robar el brillo de tu pupila.
Entonces, cuando tus ojos
cubra de noche,
diré, llegó la muerte.
Si de esta noche salieran caracoles
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