Gota

Cayó la gota, no la que colma el vaso,
sino la pequeña burbuja no vertida
en la boca del sediento.
Fría, punzante cual puñal indoloro,
dejó su huella resbalar sobre la pendiente
del blanco pecho, manantial de un deseo.

Gota que dejó secos unos labios,
dio de beber a ojos intrusos.

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